Filosofía
Compartiendo la filosofía
Escrito por el Dr. Pablo Koval, médico especialista en Medicina para la Autoorganización, Argentina.
Aspectos de la "Filosofía homeopática" de J.T. Kent (1919),
compartidos por la medicina para la autoorganización
Es llamativo que conceptos tan críticos y certeros como los emitidos por J. T. Kent en su "Filosofía homeopática" editado en 1919, no hayan sido comprendidos en su profundidad por la mayoría de los profesionales médicos.
La Filosofía homeopática de J.T. Kent constituye un texto de cabecera para ejercer la homeopatía, sin embargo son muy pocos los médicos "homeópatas" que lo tienen en cuenta; es más, es común observar que se recetan productos homeopáticos con los conceptos de la medicina clásica. Lo mismo ocurre en otras medicinas no ortodoxas como la acupuntura (medicina tradicional china), la terapia neural, la antroposofía, etc. etc.
A continuación transcribimos en forma resumida algunos de esos conceptos en bastardilla. Las notas son del Dr. Pablo Koval.
Acerca del enfermo y la enfermedad
"La medicina clásica se caracteriza por sus continuas mudanzas en métodos y teorías, por sus rápidos descubrimientos y por el abandono de esos métodos, teorías y descubrimientos."
Nota: tanto la medicina homeopática como la medicina para la autoorganización, se basan en principios que no sufren modificaciones con el tiempo porque entienden al ser humano como parte integral de la naturaleza y que se rige por esas mismas leyes naturales. La medicina clásica con su visión mecanicista considera al ser vivo como una máquina, como un sistema de relojería y por eso elabora métodos y teorías que supone mejor que los recursos naturales. Es frecuente leer que un medicamento otrora promocionado como lo mejor para un determinado padecimiento ha resultado ser un fiasco y un tóxico enfermante o mortal.
"La medicina clásica no se ocupa sino de los resultados últimos de la enfermedad: de ella no ve sino los cambios finales, materiales. No concibe la verdadera naturaleza del hombre, lo que realmente es éste en realidad, de dónde procede, cuál es su cualidad, ya sea en estado de salud o de enfermedad. Al hablar del hombre sólo se entretiene en sus tejidos. Los cambios orgánicos son para ella TODA la enfermedad. En efecto, proclama que la enfermedad es algo que existe sin una causa. No admite sino lo que revelan sus sentidos: lo que palpa con sus dedos y ve con sus ojos, solo o ayudados de instrumentos. El microscopio alarga sus dedos o refina su tacto y los resultados patológicos que el cristal de aumento pone en evidencia son considerados por ella como el comienzo y el fin de la enfermedad, como resultados sin antecedentes, como hechos materiales sin causas inmateriales."
Notas:
Actualmente la medicina clásica cuenta con métodos mucho más sofisticados, tomografías, resonancias, estudios espectrales, ecografías, etc. pero apunta a lo mismo, a detectar el cambio orgánico. Los ejemplos podrían ocupar páginas y páginas.
Sigue creyendo que, por ejemplo, una hernia discal que aparece en una resonancia es, en si misma, la enfermedad, cuando en realidad sólo se trata del resultado de un proceso que se inició mucho antes y en cualquier lugar del organismo. La enfermedad primaria, el desequilibrio, compromete la llegada de oxígeno y de nutrientes y, a su vez, la eliminación de productos de desecho en el área de los discos intervertebrales de una región, lo cual termina en su rotura y herniación.
Cuando tras una endoscopía y biopsia del estómago detecta al germen Helicobacter pylori, cree que todo el problema lo causa esta bacteria cuando en realidad el problema radica en el hecho de que el organismo está debilitado, en desequilibrio, y permite que el Helicobacter lo parasite.
Cuando en un análisis detecta que el colesterol está más elevado que los valores considerados normales indica una medicación para bajarlo, sin entender, sin saber cómo averiguar la razón por la cual ha aumentado la producción de esta sustancia elaborada normalmente por el hígado. Peor aún, indica un medicamento del grupo de las vastatinas que son tóxicas.
"Pero la homeopatía percibe (la medicina para la autoorganización, también), se da cuenta, de que algo hay que antecede a este resultado. Toda ciencia enseña y toda investigación prueba que cada cosa que existe debe su existencia a algo anterior a ella. Solamente en este camino puede ligarse el efecto a la causa, formando una serie que va del principio al fin y vuelve de éste al principio. Por este medio, podemos llegar, no a presumir, sino a comprender este estado de cosas con completo conocimiento de causa."
"La medicina clásica cree que los cambios que experimentan los tejidos (cambios que son los resultados de la enfermedad) forman o constituyen al propio enfermo. La fisiología clásica no tiene vitalismo y por consiguiente no tiene base para erigir su estructura. La doctrina de la fuerza vital no es admitida por los fisiólogos. Sin la fuerza vital, sin sustancia simple, sin el interior unido al exterior, no puede haber allí ni la causa ni la relación de causa a efecto."
Nota: la fuerza vital es la esencia, aquélla energía presente ya desde el momento en que el nuevo ser es concebido, permite su desarrollo, crecimiento y lo orienta permanentemente a buscar estados de orden alejados del equilibrio absoluto que le permiten vivir en consonancia con la naturaleza. El organismo vivo, cada una de sus partes y la totalidad en conjunto "sabe" qué es lo que tiene que hacer en cada momento y en cada situación, no necesita que nadie ni nada se lo diga, actúa en forma coordinada integrando cada una de sus células al todo y a éste con cada una de ellas. De otro modo no se puede entender que los organismos vivos funcionemos de un modo tan perfecto. El organismo sabe, como ejemplo, cuanta insulina secretar, cuanto colesterol fabricar, si el calcio tiene que estar en el hueso o ser eliminado por el riñón, si el corazón tiene que latir a tal o cual ritmo, si tal sustancia tiene que ser eliminada, conservada o transformada químicamente en otra sustancia, etc. Por esta razón, la medicina impositiva, la medicina que trata de imponer conductas al organismo con fármacos o cirugías, termina enfermándolo aún más.
"Antes que una patología, que un cambio biofísico, tenemos una fisiología desarreglada, cuyo origen remonta al principio vital desordenado o perturbado."
"La naturaleza de la enfermedad existe en el estado de gobierno desordenado y se expresa por signos y síntomas."
Nota: los síntomas, los cambios físicos, el dolor, son expresiones de un desequilibrio. La solución pasa no por eliminarlos sino por encontrar la causa del desorden y facilitar la autoorganización.
"Si creemos que un órgano enfermo, por sí solo constituye la enfermedad, necesariamente creeremos que quitando el órgano curamos al hombre. Tal es la reducción hasta el absurdo, pues nada existe sin causa. Los órganos no son el hombre."
Nota:
La medicina clásica se ha vuelto cada vez más reduccionista, el ser humano es visto simplemente como la suma de partes, por eso la proliferación de especialidades y de subespecialidades médicas. La biología molecular y la genética son la expresión máxima actual de ese reduccionismo. La mayoría de las escuelas psicológicas mantienen la división reduccionista entre mente y cuerpo, introdujeron el concepto psico-somático pero no comprenden en realidad la profundidad de su interacción. La medicina clásica cree que si los estudios de laboratorio y de diagnóstico por imágenes dan resultados dentro de los rígidos parámetros resultantes del estudio de poblaciones relativamente pequeñas que se extrapolan al conjunto de la humanidad, el individuo está sano, sin importarle que esa persona no lo sienta asi. Cuando los estudios dan resultados fuera de esos parámetros "normales" considera que la persona requiere tratamiento aunque se sienta perfectamente bien.
El ser humano no es la suma de partes; las partes interactúan, se necesitan unas a otras, la mente no está separada del cuerpo, las emociones, los sentimientos, las sensaciones, no sólo están en el cerebro sino también en el hígado, en los músculos y en cada una de las células, a su vez, cada una de estas partes influyen sobre las demás, creando un movimiento continuo de información, de estímulos y respuestas. El ser vivo es el emergente del conjunto de esa materia y de esa energía interactuando. El estado de salud es el estado de bienestar en la vida.
"Los tejidos no se hubieran vuelto enfermos, a menos que algo anterior a ellos (algo que los rige) no se hubiese perturbado, volviéndolos enfermos."
"El único deber del médico es el de curar al enfermo. Su deber no es solo curar los resultados de la enfermedad, sino la propia enfermedad, y cuando el hombre haya sido devuelto al estado de salud, la armonía se habrá restablecido en los tejidos y en las funciones. Asi pues, el único deber del médico es poner en orden el interior de la economía. Los cambios en los tejidos se refieren al cuerpo y son los efectos de la enfermedad propiamente dicha. Las diferentes enfermedades no son sino formas materiales de los resultados de la enfermedad primaria. En primer lugar hay un gobierno desordenado cuya acción desarreglada procede de dentro hacia fuera, del centro a la periferia, y acaba por materializarse en diversos cambios patológicos en los tejidos. La idea de gobierno no entra en la práctica médica clásica, pues no tiene en cuenta sino las lesiones experimentadas por los tejidos."
"Quien considera los resultados de la enfermedad como si fuera la propia enfermedad, y cree que desembarazándose de aquéllos acabará con ésta, está totalmente errado. Las bacterias son los resultados de la enfermedad, no su causa. Las acompaña, vienen después, son los barrenderos del organismo enfermo y son completamente inofensivos. Forman parte del proceso material de la enfermedad y el microscopio ha descubierto que cada resultado patológico tiene su microbio correspondiente. La medicina clásica considera estas bacterias como la causa de la enfermedad, pero la causa es diez millones de veces más sutil. Es un grave error intentar descubrir la causa de las enfermedades por medio de los sentidos."
"Exceptuando algunos casos de enfermedades agudas, no hay diagnóstico alguno posible, y ninguno es necesario como no sea el de que la persona está enferma. Cuanto más se piensa en el nombre de una enfermedad, mayor será el embrollo en la busca del remedio, pues entonces se atenderá más los resultados de la enfermedad que en la causa primera. El prescribir remedios por los resultados de enfermedad producirá cambios en estos resultados, pero no en el enfermo, si no es que acelera el progreso de la enfermedad (vicariación progresiva)."
Nota: la medicina clásica se ha esforzado en poner nombre a las enfermedades y a poner a los pacientes, muchas veces forzadamente, tal o cual rótulo. Cada rótulo se asocia con un tratamiento farmacológico determinado o con un procedimiento quirúrgico. Llamativamente aparecen permanentemente "nuevas" enfermedades como la fibromialgia, la fatiga crónica, la enfermedad de la neurona anterior, el pánico, etc. La realidad es que toda enfermedad señala un desequilibrio, las diversas manifestaciones de ese desequilibrio son entendidas por la medicina clásica como enfermedades diferentes, los diferentes tratamientos alopáticos o quirúrgicos producen nuevas enfermedades que requieren nuevos medicamentos alopáticos o nuevas cirugías. De ese modo se establece un círculo vicioso cada vez más enfermante. Casi todos los pacientes con problemas complejos y persistentes llegan a lo consulta consumiendo antidepresivos, clonazepán y/o levotiroxina, que por supuesto no han resuelto el problema sino que lo han complejizado.
Acerca de la curación
"Para la medicina clásica curación gira en torno a la idea de la desaparición del estado patológico. Por ejemplo: en una erupción cutánea determinada, su desaparición; en el caso de hemorroides, su extirpación; en el caso de estreñimiento, la evacuación; en el de una afección circulatoria grave del pie, suamputación; o en el caso de una enfermedad aguda bastaría que el enfermo sobreviviera a ella."
"Muchas veces quedará el enfermo asombrado de la gran pericia del médico que ha sabido curarle una erupción en la piel con una crema con corticoides, y cuando vuelva otra vez presentando las manifestaciones más graves y cambios profundos en los tejidos como consecuencia de la erupción suprimida, dirá al médico: "Ud. que tan maravillosamente me ha curado mi enfermedad de la piel, ¿por qué no puede curarme esta enfermedad del hígado que padezco? Porque este médico ignorante, ha fallado. Lo que estaba en la superficie del cuerpo y era, por tanto, inofensivo, ha sido empujado hacia lo más recóndito del interior del enfermo."
Nota: la medicina clásica al tratar los síntomas, los cambios visibles, deja la causa sin resolver; con su accionar agrava la enfermedad primaria, el desequilibrio, el desorden vital. Una vez eliminados los síntomas, tarde o temprano el desorden reaparecerá con otras formas y será rotulado con otro nombre, como si mágicamente apareciera una nueva enfermedad, y recibirá otros tratamientos farmacológicos o quirúrgicos que, a su vez, agravarán ese desequilibrio.
"El concepto es el de restablecer la salud y no sólo eliminar los síntomas. Restablecer la salud tiene como punto de vista poner en orden al ser humano enfermo. La eliminación de síntomas no equivale a restablecer por completo la salud al hombre enfermo. Si después de la desaparición de los síntomas el individuo no se siente completamente restablecido en su salud, ello no puede llamarse una curación. El paciente debe sentirse restablecido en su salud a medida que desaparece un síntoma. Debe experimentar una mejoría interna cada vez que desaparece un síntoma externo, lo que ocurre cuando verdaderamente la enfermedad ha sido curada y en lugar de ésta se restablece el orden; o dicho de otro modo, la reducción de la entropía del sistema, el restablecimiento del orden, alejado del equilibrio absoluto, es el camino de la curación."
"Siendo las partes internas del hombre las que primariamente entran en desorden en la enfermedad, y no sus tejidos, serán también primero aquéllas las que entren en orden antes que las manifestaciones externas. La curación debe proceder del centro a la periferia, es decir, de arriba hacia abajo, de dentro hacia fuera, de órganos más importantes a los menos importantes, de la cabeza hacia las manos o los pies. Si los síntomas desaparecen en esas direcciones, no reaparecerán jamás. Si desaparecen en el orden inverso al de su aparición, son eliminados de una manera definitiva."
"Las enfermedades crónicas tienen sus primeras manifestaciones en la superficie y de allí se dirigen a los centros vitales del hombre. De ello se deduce que el enfermo recobrará la salud en la proporción en que logre hacer retroceder a la superficie las manifestaciones primarias de la enfermedad. Tal es la revuelta, la agravación. Quienes desconocen este principio no desean ver reaparecer los antiguos síntomas cuando de su vuelta depende la única posibilidad de su curación. Para poder curar los síntomas del corazón, del pecho o de la cabeza, es necesario que se presenten manifestaciones en la superficie, en las extremidades, o sobre la piel, uñas o cabello. Cuando estas partes externas se afectan el paciente se siente mejor. El tratamiento de un enfermo con reumatismo cardíaco puede llevar a la aparición de síntomas en las articulaciones. El tratamiento de los síntomas periféricos en estos casos hará que la enfermedad retroceda al corazón."
"Puede que por el estado avanzado nunca ocurra una curación completa pero el descrito es el único camino posible."
"El retorno de las manifestaciones exteriores da cuenta exacta de que tales trastornos no fueron curados, sino simplemente suprimidos."
"En estas situaciones la actitud del médico es esencial, debe explicar a su paciente qué está sucediendo y no pensar que si no alivia las "nuevas" manifestaciones periféricas perderá a su cliente."
Nota: los pacientes, por supuesto, quieren curarse y piensan, como se les ha enseñado, que la curación es estar libre de síntomas. Cuando con el tratamiento facilitador de la autoorganización reaparece un viejo síntoma creen que han sufrido una agravación. El médico tiene que tener tiempo para explicarles que se encuentran en su proceso de curación. Las personas nos enfermamos en un proceso, para curarnos también debemos atravesar un proceso que puede conllevar la agudización de viejos síntomas. Si el paciente no entiende ésto, si el médico se asusta y le da medicamentos para tal o cual síntoma para que el enfermo no se vaya con otro profesional a pedirle el "remedio salvador", la curación fracasará.